G. Hola Robert, TED, TEDx, ¿qué es eso? ¿Dónde está la diferencia?
R. Hay una gran diferencia entre TED y TEDx simbolizada en un pequeño y poderoso detalle: esa “X”.
TED es una marca mundialmente conocida que en su web, ted.com, ofrece ideas que merecen la pena ser compartidas. Allí podemos encontrar charlas que suelen oscilar entre 5 y 18 minutos. Algunas más cortas, otras más largas. En estas charlas hay hombres y mujeres compartiendo sus historias, sus experiencias y las ideas que se derivan de ello. Temas como la igualdad de género, cambio climático, liderazgo, comunicación, banca ética, educación,
Desde su fundación en 1984, TED ha ido creciendo y organizando diferentes eventos como TED Women, TED Global, TED Countdown, TED-ED, etc. Para eso ha tejido una red de sponsors y dispone de una estructura de personas asalariadas que trabajan a tiempo completo para llevar a cabo todas las acciones. Además de los eventos, TED impulsa diferentes programas, entre los que se encuentra TEDx.
TEDx nace en 2009, cuando TED decide ceder su marca de forma gratuita, con unos requisitos y condiciones, a personas voluntarias de todo el mundo que quieran organizar eventos tipo TED para difundir ideas que merecen la pena ser compartidas en su comunidad.
Y allí radica la magia de la “X”. Son eventos organizados de forma altruista para intentar regalar ideas que mejoran la vida de una persona y, por consiguiente, de toda una comunidad. Ni el equipo ni las personas que participan tienen una remuneración económica por hacerla. Sin embargo, los eventos TEDx se han convertido en altavoz de ideas y talento a nivel mundial.
Además, las personas que formamos parte de esa mágica “X” formamos parte de una comunidad global que busca transformar y mejorar el mundo a través del poder de las ideas.
R. Guillem, cuando descubrí TED me fascinó las personas que aparecían como ponentes. Veía a Amy Cuddy, Nancy Duarte, Ken Robinson y me decía “Wow, qué capacidad de comunicar en público. Luego descubrí que todos los grandes ponentes de TED han recibido coaching para preparar la charla. ¿Qué opinas?
G. Subir a un escenario no es algo que llevemos en los genes. Todas estas personas, que han dejado una huella profunda en la humanidad, han sido lo suficientemente humildes como para reconocer que no lo sabemos todo, y que una pequeña ayuda, un acompañamiento, es crítico en el momento de afrontar la que, posiblemente, será la charla de su vida.
Y no se trata sólo de cuestiones formales. También se trata de que sepan si su idea se explica de una forma suficientemente clara, de que llegue a todo el mundo, y de que valga la pena ser compartida, el lema de TED.
Dicen que todo coach necesita a otro coach para progresar. Nosotros tenemos una visión mono-ángulo de nosotros mismos, y por eso es bueno contrastar con otras personas las ideas y la formas de plantearlas. El caso del recientemente fallecido Sir Ken Robinson es interesante: debido a su cojera, no podía moverse, y gracias a su humor, expresividad y al fantástico relato de la niña que contó (no haré spoiler) creó una charla épica, única, conmovedora, inspiradora y con lecciones aplicables a las escuelas y el sistema educativo.
G. Robert, tú y yo somos “Speaker Curator”. Sin embargo esto en España suena a que ponemos a cada ponente colgado cabeza abajo, como los jamones. ¿Qué es un Speaker Curator?
(risas). Sí, la verdad que usamos tantos anglicismos que a veces cuesta saber qué hacemos. Aunque en Español sería “curador de ponentes” o “formador de ponentes”, la verdad que prefiero más la sonoridad en inglés.
Una idea puede ser muy buena y estar compartida de forma que nadie la entienda. O aún peor, con tanto ruido que a nadie le parezca relevante. O bien que el talento de la persona se oculte tras una capa de nervios y un alud de diapositivas (la llamada muerte por powerpoint). Seguro que en nuestra mente nos vienen ejemplos de cualquier presentación corporativa o evento en el que era más interesante un post en redes sociales de un gatito jugando con una bola de pelo que seguir escuchando a la persona que estaba en el escenario.
Para intentar que esto no ocurra, estamos los speaker curator. Nuestra misión es ayudar al ponente a pulir la idea, estructurar el mensaje y acompañar a la persona a que disfrute comunicando su propuesta sobre el escenario. Y, de esta manera, lograr que su idea sea compartida de forma clara y auténtica, inspire a la audiencia y les mueva a la acción. En resumen, ayudamos a pulir joyas que son regaladas a la audiencia en forma de charlas.

R. Aunque quien mejor que tú, Guillem, para explicar la función de un Speaker Curator. Tú, además de conferenciante, has sido ponente en TEDxLleida. ¿Crees que si ya tienes experiencia sobre los escenarios ya no se necesita un speaker curator? Y algo que me encantaría que nos desvelaras… ¿Harías hoy la misma charla que hiciste en TEDx?
G. Aquí pasa como con el conocimiento. Cuanto más tienes, más consciente eres de todo lo que te falta. El hecho de haber experimentado el escenario te pone una doble alerta, porque estoy seguro que ahora lo haría mejor, más breve, más claro, con menos apoyo visual.
El mejor consejo que se puede dar a un speaker es que se mire unas 100 charlas TED o TEDx en dos o tres semanas, como quien ve una serie televisiva. Aprender de los mejores y luego mantener el estilo propio es clave.
Y volviendo a mi caso, yo contraté a un coach especialista en comunicación, viajé 600 Km para que me diera 4h de consejos. Luego practiqué unas 20 veces la charla frente a un espejo. Y luego tuve a Ricard Pons, excelente speaker curator de TEDxLleida, con el que pude ensayar y corregir tres veces más antes de mi charla definitiva. Me arrepiento de algo, de no haber estudiado más a fondo otras charlas TED.
G. Dime Robert, al final, sabemos lo que obtiene la audiencia de una buena charla, pero ¿qué saca el ponente, qué se lleva? Porque está claro que dinero no es.
R. Por mi experiencia y las opiniones de las personas que he tenido oportunidad de acompañar como coach para su charla, puedo decir que mucho.
Tanto si son ponentes con experiencia como si son personas que huyen de los escenarios, lo primero que obtienen es una serie de pasos y consejos para lograr que sus ideas brillen y puedan ser comunicadas de forma auténtica, clara y efectiva. Mejoran su capacidad para estructurar un mensaje, para emplear las diapositivas como ayudas visuales en lugar de chuletillas visuales y para su puesta en escena. Y, además, disfrutan haciéndolo.
Lo obvio es que finalizan con una charla en un canal de gran difusión como TEDx. Lo que no se ve tanto es que las personas disponen de una charla efectiva para comunicar su idea y el motivo por el que están trabajando en lo que hacen. Y eso les permite adaptar esa misma charla para otras conferencias y presentaciones que tienen a nivel laboral. Tengo muchos ejemplos. Desde una persona que después del TEDx empleó la estructura de esa charla para convertirse en conferenciante profesional; hasta una persona que la empleó para presentaciones corporativas en clientes.
Y por último, aunque no menos importante, aumentan su red de amistades en por lo menos una persona. Las reflexiones y retos que propone el Speaker Curator hace que durante el viaje para preparar la charla la persona haga introspección sobre para qué hace lo que hace, qué experiencias pueden ser útiles para otras personas, etc. Y sí, también hay momentos en que se enfadan y quieren mandar a los infiernos al curator. Sin embargo, si superan ese enfado sabiendo que el speaker curator quiere que su idea brille en el escenario, trabajan duro para preparar la charla y confían, el viaje acaba en un sentido abrazo.
Al final los speaker curator somos artistas que hacen magia con las ideas. Yo lo vivo como si preparara mi mejor conferencia. Y vivo la charla de la persona que participa como ponente como si yo mismo estuviera en el escenario.

R. Sin embargo, Guillem, siempre me consultan si entre esa magia hay algún truco para lograr que desaparezcan los nervios en el escenario. Yo siempre me pido que nunca desaparezcan del todo, porque cada vez que subo a un escenario siento mariposas en el estómago y un subidón de energía. Guillem, tú que eres conferenciante profesional y has presentado tus ideas en multitud de escenarios, ¿todavía sientes nervios? ¿son buenos esos nervios?
G. Si no sientes nervios significa que no sientes nada. Y eso no puede ser bueno. Un punto de miedo que no sea visible desde el exterior es positivo. Si no fuera por esa combinación de miedo y estrés, muchas especies animales habrían desaparecido ya.
Y además de ese punto de miedo, hay otro elemento que me parece clave en muchas de las mejores charlas que he visto: la naturalidad. No perder nuestra naturalidad debido a un lenguaje no verbal o incluso verbal “importados”. Tuve un formador internacional en mis primeros años como publicitario. Repetía constantemente que no podíamos estar quietos mientras teníamos la palabra en las presentaciones. Se equivocaba, y ahí estuvo Ken Robinson para demostrarlo. Recuerdo que recomendaba dar vueltas caminando a la sala de reuniones para que todos te siguieran con la mirada. Eso es un recurso que puede ser bueno para algunos, pero no para todos.
Recuerdo muy bien que tú y yo le dimos un buen consejo a un ponente consagrado del primer TEDxEixample. Y fue muy simple: grabamos su ensayo y se lo mostramos; no tuvimos que explicar nada más, y su charla final fue de las mejores. Cosas que pasan. Así que ya tenemos tres ingredientes básicos además de la idea para que un TED triunfe: horas y horas de ensayo, no perder el miedo y conservar la naturalidad.